NO DEJEIS MORIR A UN VIOLÍN
No dejéis morir a un violín.
Alas de alondra que lo vistan
con su creencia de una cuerda infinita.
Dedos como arcilla que el aire hiciera claros,
ese apretón mirado a un corazón que vibra.
No dejéis morir a un violín.
Faltaría la sed,
Los colores helados sacarían pereza
y luego olvido.
No quedarían dedos para peinar el sueño.
No dejéis morir a un violín.
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