HASTA MAÑANA, ESPOSA
Adiós, amor, que hasta mañana el sueño
te venza en el confín de la almohada,
con la escenografía donde nada
es realidad por su falaz diseño.
Tu corazón reposará risueño
mientras despierto yo, con la luz dada,
mantengo tu hermosura vigilada
presto a arroparte con ardiente empeño.
No quiero que el relente de la noche
prenda en tu desnudez su frío broche
y, súbita, despiertes tiritando.
Duerme y sueña, mujer, mientras te escribo
al pie de nuestro lecho, intempestivo,
un soneto de amor, burla burlando.
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