PALOMA
¡Cuidado cuando la sueltes!
gritaba desde el muelle,
sintiendo que todo
bajo él fluía
con la única contención posible
la de su instinto.
Ella la miraba sin entender.
Ni su blancura
podía ser apresada bajo la pluma.
Con un solo paso acortó el tiempo
que los separaba,
Sus arrugas y sus turgencias se anidaron
Sus canas y sus rulos entrelazados
se aprestaron para el vuelo
en un solo roce, voló
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