YA NO QUEDA CAMPANA
Ahora que van sin trigo
los almendros
(mañana de otro día),
se siente la hojarasca
del tiempo
como una torre
que se quedó sin pueblo
en una huida de las cosas;
que era más bien
ruina,
vencimiento,
cesión.
¿Dónde estamos?
Me da pereza levantarme
pero escuché el roce de tu tela.
Ya no queda campana en el recuerdo.
Está todo borrado.
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