ESPINAS DE UN AMOR FURTIVO
No pronuncies con tus labios nefastos,
La sobriedad de la noche,
No dejes el vuelo, para pernoctar por placeres dubitativos,
Clama por la esencia,
Del cáliz de tu boca,
Manifestado en las espinas dorsales del hastío.
Mírame así, titubeante ante la apariencia insoslayable de un amante furtivo,
Aquieta las heridas,
Encontradas en las hebras latentes de tus blancas manos.
Formando sombras, en la panacea de tu cuerpo amanecido.
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