LA OTRA MITAD
El fantasma de mi cuerpo en primera persona del singular,
Desmayado en el espejo que refleja sonámbulas caricias latentes,
En un estado de verbo nunca nacido,
Pasado asolado por largas filas de cuerpos muertos,
acaecidos en días paralelos a los que transcurren en pretérito imperfecto.
Estoy inclinada sobre mi cuna, donde quedaron cristales de barro y vida.
Cruzo las húmedas paredes,
con clavos donde se vierte la sangre de las sombras ,
Sin el trinar de los pájaros en su canción,
Donde encontraba refugio la ductilidad del ser.
Callados momentos de una lluvia interminable ,
como una sabia que trastorna este cansancio,
incrustado en las fauces del alba.
Calla viajera y adéntrate en el eco de tu alma desdoblada,
El alma en escondijo para tus parpados morados.
Las vísceras tiemblan y los huesos se enredan,
Mis ojos me miran sin reconocerme y sabré buscar otra clase de olvido por la
oscuridad del útero, donde la luna pierde su sudario.
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