Me llené los ojos
del viento que tus párpados levantaron.
Las líneas estaban perdidas
con lo que no quisiste escribir.
Hasta arrojé al camino mi ser
con los copos que atrapaban.
Y al final lancé la daga
que voló
como un paño azul
entre un bosque de juncos.
Y me sequé las lágrimas
al sol del lino agrietado.
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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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