Nadie sabe que en lo alto de aquel cerro
una bella mujer aguarda su destino.
Que los vientos cincelan su rostro
y descubren dos bellas sonrisas.
Nadie sabe que allá, en la hondonada,
un hombre prepara la mesa con dulce vino.
Que el cielo en sus ojos acorta caminos
y sus pelos canos anhelan la brisa.
Nadie sabe que la espera es compartida
él desde el verde llano y ella en la piedra (que es castillo)
Que sus voces susurran en penumbras
y sus cuerpos se funden embebidos.
Nadie sabe sus nombres, ellos buscan,
a paso firme, no están perdidos.
--------------------------------------------
Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario