27/9/22

El primer poema del mundo a la copla con final feliz en ARRIVERSOS

 



El primer poema del mundo a la copla con final feliz en ARRIVERSOS

 

 
·       Las fascinantes texturas vocales de Gustavo Giménez y su Coro Experimental Para Espíritus Audaces llenaron de sonido el Museo Sobrino este fin de semana.


·       Nuria Gómez de la Cal, y el guitarrista Javier Abril, reescribieron la historia dando alas y empoderamiento a la mujer con Alma de Copla en el Teatro Moderno.
 

 

26-septiembre-2021.- “Así es como la poesía introdujo el tiempo en el espacio. Desde entonces, sabemos que la única función de la poesía es mover el ser sin romperlo”, explicaba Gustavo Giménez en uno de los poemas que interpretó, a medio camino entre el canto y otros sonidos fascinantes emitidos con su voz en el espectáculo poético que realizó el sábado en el Museo Francisco Sobrino de Guadalajara.

 

Increíble, alucinante, muy divertido… fueron los calificativos que más pronunció el público que acudió al Museo Francisco Sobrino este fin de semana y asistió al recital y al taller que después impartió este poeta de la voz, como él mismo se define.

 

En “Del susurro al grito, del bebé a la bestia”, Giméz sorprendió a los asistentes con un repertorio de sonidos que movían las emociones a diferentes estados de ánimo. E incluso recitó el primer poema del mundo que, según él, algún troglodita debió de emitir hace más de cien mil años.

 

Por la tarde, la polifacética artista Nuria Gómez de la Cal cautivó al público que acudió al Teatro Moderno, haciendo su propia reinterpretación del espíritu de la copla clásica.

 

Acompañada por el guitarrista Javier Abril, la poeta, actriz y cantante hiló con salero y humor la historia de una mujer arquetípica y sus desventuras amorosas.

 

Pero reescribiendo el final por uno mucho menos dramático, cantando empoderada, llena de autoestima y autoafirmación:

 

ME QUIERO más que a tus ojos. Me quiero más que a tu vía. Más que al aire que respiro y más que a la mare mía.


 
















Fotografías Eva Solano Pérez