Se que esta allí, siempre, bajo de la mesa,
Detrás de alguna puerta, yo me hago el tonto,
Me rasco el mentón y simulo buscarlo,
Más de una vez se me olvida y lo encuentro dormido allí,
Donde el elije
Con sus ojos anchos de preguntas y sus noches tan obesas de sueños
Que suda risas y monstruos, yo por el contrario, ya no sueño
Será porque tampoco duermo, lo extraño tanto que lo despertaría,
Pálido, su vos se apaga día a día, ya casi no oigo su vos,
El aire apenas si le entra en sus pulmones vencidos
Yo sueño despierto a que despierta.
Pero viene en camino un ángel que se lo llevara dormido
Y nada puedo yo hacer para alterar lo divino,
Solo llorar con los ojos secos y gritar con los labios cocidos
¿Por qué se ha muerto el niño que he sido?
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Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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