los durmientes nevados se suceden infinitos
ella angustia el paso un poco
se detiene en llanto
sigue
a cada paso decidido
nace una nube de su boca
cruza las vías
en su brazos
el niño pesa más que siglos
un viento azul la despeina
y se lleva sus lágrimas frías
árido
descampado
sólo
el desierto destino.
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Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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