LA VERDAD SIGUE ARAÑÁNDOME LAS LÁGRIMAS
Lo que ocurre
es que se va el mar y nunca viene,
se me llena un cáncer de improvistos,
se me cae la tarde en los andenes,
se me nubla un pájaro en las fáciles promesas
o se me hiela un beso de espuma.
Lo que ocurre, sí, ¡sueño mío!,
es que no sé
ahora o que no sabría ya
sentir el hambre de mi luz asomada a mi viejo otero... cansadísimo.
Tanto que no se cree mucho la vida
el dibujo del Bien y por eso anochecen
las horas tímidas en mis manos.
A veces se me desperdicia la sangre, sorbo a sorbo,
busco un “nombre” –el de mi abuelo– en los montes
y se en quiebran los números.
Algo aún fuerte, sin llamada,
se estrella contra mí, contra mí...,
porque se pierda un poema.
La verdad sigue arañándome las lágrimas.
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1 comentario:
me relaja,
gracias
ANA
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