ANHELO A ANA
Desde que tengo turno de noche
apenas coincidimos en casa,
mientras yo trabajo con el coche
ella duerme, sueña y nada pasa.
Al llegar cansado en la mañana
y meterme en la cama vacía,
imagino distanciarme de Ana
y me invade la melancolía.
Pienso: ¿Nos estamos separando?
Ya no hay roce, besos ni caricias,
pero yo la continúo amando
¿seguirá dándome sus delicias?
¡Voto a Bríos! ¡Le voy a preguntar!,
no dejaré ya pasar ni un día.
Pero, ¿y si me pretende abandonar?
¡Vive Dios, que no lo aguantaría!
¡Mándame mucha fuerza, oh divino!
para salvar esta encrucijada.
La adularé con flores y vino
y esperaré escuchar: “Soy tu amada”.
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