Que cómo se inclina la antorcha por verano
y por causa de la luz se vuelve espiga
de tu velo añoso de esperanzas hacia la vida.
Compartamos el ventral te quiero sin espaldas
por las ansias, por el tiempo
como un llamado terrenal por cinco soles
que caminan derredor de la fragancia.
Si me vuelvo lucha o terciopelo
lucha eres, suave y de castaños
los que impregnan de valor los ojos nuestros
de la tarde, pronto el vino, acumulados.
Y la ciénaga nos mastica de futuro.
... asombrados...
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Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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