Ignorancia.
En descuidada paz y largo olvido, navega un barco a toda vela.
Mas se oye susurrar al mar, su susurro es como un lamento.
¡Ingrato hombre! Pon tú oído en mi corazón,
Mas ¡ay! Nadie a su clamor responde,
¡Más, de pronto oirán!
Del placer del dolor se embriaga el poderoso,
Levantaran al cielo sus plegarias
En sus profundos senos, nuestra madre naturaleza preñada de esqueletos,
Levantándose la espuma como huracán enloquecido.
¿Cual será el Arca donde se esconda la suprema maldad?
¡Hijo del polvo! Libra tu alma del barro impuro.
Ya no habrá linaje…en el escenario,
¡Tú mortal, adórale! Deja caer el velo de tus ojos,
Mira por doquier la suprema sabiduría,
Tienes ante ti la eternidad.
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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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