Sabedme, hoy, del otoño paseante
—si todo lo ignoráis de mi persona—
que soñando va y viene, aunque razona,
cabalgando en su magro Rocinante.
Que acaricia la flor, si no es bastante
el perfume que mágico pregona
y siente que al ocaso se emociona
porque la noche está más adelante.
La noche es de la nada y el espanto
y hombre soy que se encierra a cal y canto
en su ámbito de luz y de armonía.
Que aunque marcado está por el destino,
sabe que el tiempo alarga su camino
si por viático lleva poesía.
(De Muestrario de diarias emociones)
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Este poema participa en el
I Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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