AUTORRETRATO
Miradme, este soy yo, con el aliento
caduco ya de mi azarosa vida:
Un hombre con la piel encallecida
y el corazón haciendo el testamento.
Así, pobre mortal, en mi haber cuento
-al ir dando la vida por perdida-
ceniza sólo de pasión ardida
y el rastro de un nostálgico lamento.
Ya veis que, de memoria, hago recuento
de la luz y la sombra consumida,
en los andenes de la despedida,
amigos, sin ningún remordimiento.
Hombre alzado en quimérica pirueta,
al mismo vuelo ayer de mi cometa
ganando altura encandilé mi paso.
Sin cielo y sin juguete vedme, ahora,
de nieve el pulso, en marcha, a cualquier hora,
por las más tristes sendas del ocaso.
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Este poema participa en el
I Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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