EL INSOMNE
Medito en el ombligo del universo mientras camino
por las calles solitarias de Zaraza.
Ya es tarde. Una cáscara de huevo rota parece la luna.
No hay nubes.
Entre el smog y el humo de los automóviles,
entre los ladridos desaforados de los perros y los postes de luz,
mi espíritu se derrumba como una pirámide de naipes.
Estoy en el medio de la calle.
El whisky esta quemando mis entrañas.
Mi cabeza gira y gira y gira
y creo ver al viejo Shakespeare hablar con su sombra.
Si al menos hablara conmigo…
De vez en cuando, una que otra moto me ciega con sus luces.
Vuelvo a pensar en el ombligo del universo
pero solo logro concentrarme en mis harapientos zapatos.
¡Bah! Tengo solamente una certeza esta noche: el alcohol es un veneno.
¡Una dulce locura!
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