ESTADO LÍMITE
Los sentidos afloran a la desesperación
y como dispuestos en el hueco del ascensor,
sus uñas arañan las paredes para evitar la caída
rebrotando la sangre en pinceladas
aunque sin ninguna posibilidad de subir.
Solo descender más o menos aprisa
hasta el último sótano ejecutado,
en donde la humedad corroe el metal más longevo
para convertirlo en polvo rojizo.
Desde aquí, la caída parece infinita.
Puede que cierren los ojos,
que se dejen llevar por la fuerza de gravitación
y en su estima abracen la verdad.
Aunque sea algo inmaterial, no definido y sutil.
Algo, que les hace sentir vivos y libres.
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