DESCÚBREME
Descúbreme,
amado amigo
y mi gratuidad acepta.
No la confundas con ganas
de esconderme tras la puerta.
Pasa...estás en tu casa,
verás que la luz entra
por todas las hendiduras
y las ventanas abiertas,
que nada va a intimidar
la vida que llevas puesta,
que ni en las cerraduras
existen llaves maestras.
Quien a esta casa viene
y comparte nuestra mesa
queda reconocido
más que hermano, más que amigo:
se siente rehabilitado
como persona completa.
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