ME HICISTE LA CARA Y LA BORRASTE PARA SIEMPRE
Casi podía ver como ardías entre las sábanas,
un día antes o un día después.
Casi podía verte despertar a tientas
y abrir tus ojos en el agua.
Casi pude verte desnuda, recostada sobre ti misma,
casi pudimos rehacer el fuego de las cenizas de los libros.
Te calzaste mi corazón mientras me revolvía en tu pecho
lugar en el que no busco nada y nada me busca.
Deberíamos dibujar los contornos de nuestra sombra
como un lugar secreto, amontonar nidos, encallar barcas,
descubrir un manantial de silencio, y llevarlo con nosotros.
Me pintaste los labios con el color de tu voz,
como si pintaras a siegas,
como si pintaras algo que hiciste con tus manos,
me hiciste la cara y la borraste para siempre.
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