En la orilla de estas sábanas,
crucificadas detrás de los cuerpos,
respiro de tu boca la noche fecunda,
con el pecado concebida.
Siento el alud de fuego
que ofrece tu garganta,
donde ciencia es instinto
al otro lado del espacio.
En las esquinas de tu lengua
se esconden mis pecados, vanidosos de deseo.
El temblor de dos cuerpos, de Afrodita supervivientes,
provoca la irreverencia de mi arrastrada carne,
hacia templos de gozo.
Y al fin, es tu cuerpo quien me sostiene,
doblando los pétalos de la noche, alrededor de un beso.
-------------------------------------------- Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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