Que alegría que dan tus lindos ojos
y que luz despiden al mirarme,
solo ellos me invitan a alegrarme
al tiempo que nervioso me sonrojo.
Mi rostro se altera y tórnase rojo
cuando ellos intentan alumbrarme,
yo no se si pensar que por amarme
o pensar que me pinchan como abrojos.
A tus ojos, los míos con ardor
miran; yo solo pienso que me abrasan
e intento aguantar con entereza
esa mirada llena de esplendor
cuyos haces de luz, a mi traspasan
al tiempo que contemplo su belleza.
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Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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