Ella provocaba disturbios en su mente
y él desbordaba de adicciones de silencios.
Ella intentaba pintarle besos en los ojos
él, con la audacia de un malabarista
echaba por tierra a los últimos que quedaban en el aire.
Ella, convencida del fracaso
se ahuecaba de nidos
él condenó a la brisa
y fue viento norte para siempre.
Ella bailó alrededor de su sangre
...él se hundió en la amnesia circular de la desidia.
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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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