NO REGRESO
cada partida
tiene un nuevo desarraigo
una cadencia altiva.
El tiempo nos divide en el azar
de los finales de los que buscan
el rostro cercano al sumar dos
a favor del cuerpo
bajo la fronda de la tristeza
el miedo de andar entre calles
sin rumbos ni aceras.
No regreso y comienza a oscurecer
sobre el puente de ladrillos
que murmura en la distancia.
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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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