El dios de lo simple
Observo el cielo y, entre nubes,
mi alma descubre
la tenue ranura al infinito
y, en el fondo, majestuoso,
el ojo de Dios, eterno presente.
Mi instinto me impulsa a inclinarme
ante la naturaleza y sus milagros,
a extasiarme ante los amaneceres,
a celebrar cada puesta de sol.
y percibir que tiene más deidad
el trémulo vuelo de un colibrí
que el altar más sublime…
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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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