INVIERNO
Las calles desiertas, vacías de almas.
El viento es el Rey y Señor de la Plaza,
voltea papeles sobre adoquines con gracia.
Al escondite juega entre columnas y balconadas.
En lo alto en torres de iglesias, espadañas
hace bailar badajos bajo campañas.
Es el viento del Norte, arrogante
y temido por su gélido frío.
Sus barbas, grises de hielo y de nieves, blancas.
A sus flancos, una pareja de osos
de tierras lejanas, marcan su territorio
con orines de escarchas.
Abre abrigos, tira sombreros, levanta faldas,
por eso todos se quedan en casa,
al calor de leñas y carbones en brasas.
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Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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