Andas de aquí para allá, como dios te trajo al mundo,
no conoces la vergüenza, afortunado soy;
que nadie te la haya presentado
Tu piel desafía la tersura de la seda,
tu espalda deja muda la caída de una inmensa cascada,
tus 2 colosales muslos, que evocan columnas de templo griego,
haaa!!! y qué decir de ese ombligo perfecto,
que parece el punto final que dios le puso a su mejor poema.
No te enojes por mi desfachatez de decir lo que veo,
y la descripción que hago de ti, aunque, sí te molestas, será mejor para mí,
seguro me darás la espalda, como señal de desaprobación,
y no te darás cuenta, que es justo lo que deseo yo
que en ese acto de enojo, me regales la postal perfecta,
de la parte de tu cuerpo, por la que muero yo.
--------------------------------------------Este poema participa en el
III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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