ESCRIBIR EN DÁVALOS
No sé de dónde viene ese empujón de labios.
Siento el tacto de los ojos que no me ven,
sus escamas de pez agrupado. Tejados de iglesia
donde la luz, libera una cornisa
con resonancias de órgano.
Escribir entre libros, voces en lluvia mansa,
cual colmena escarbando
la febril recolección de los pétalos.
La biblioteca, su voz de hilos sumados en el telar
donde cada día
se escucha nacer un violín…
Trigo, como niños de siega en un recreo.
Gorriones sosteniendo el solfeo
costoso, veraz, alimenticio
de las palabras vivas..
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario