SE FUE
Anoche se marchó.
Hora de trenes…
Lloró el canario
el miedo solitario de dormirse.
La luz de despedida
abrió la puerta.
Después de las palabras
el silencio
era un cristal cortante.
La amé en el espacio de no estar,
cuando no ocurría su voz
y yo pensaba
en una presencia azul.
Anoche se marchó.
Hora de trenes.
Me duele mi silencio,
pero quiero estar debajo.
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