15/4/10

POEMA de ANAÍS PÉREZ LAYED

DEMASIADO COBARDES

No era posible,
ambos éramos
demasiado cobardes
para escucharnos.
Para no herirnos,
creando posibilidades.
Escondíamos nuestro
lagarto rojo y verde
enterrándolo en la hojarasca
de una risa infantil.
Blanda como el lecho
donde duerme la luna
si la mecen las nubes
entre algodones blancos.
Allí se suicidaba nuestro vientre,
mudo y ciego
mientras estallaban a escondidas
millones de amapolas
gritando,
ámame, desesperadamente.

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Este poema participa en el
I Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"

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