Bajo la hiedra colgante
quise dibujar el beso
casto del que, en su receso,
adorara con constante
brío, pasión y embeleso.
Mas todo mi afán triunfante
murió en el fútil suceso
de saber que aquel deceso
no fue más que ruin tratante
de tu natural exceso.

Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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