Nada por lo que preocuparnos,
perdí la llave del cofre de los secretos.
Tal vez, en alguno de mis arrebatos pseudo-comatosos,
la tiré inconscientemente,
a uno de esos lagos de aguardiente,
en los que buceo a pulmón al alba.
Nada por lo que preocuparnos,
la memoria, tampoco ayuda a encontrarla.
Confíame de nuevo, secretos nuevos.
Esta vez, no los guardaré en un cofre -telojuroyó-.
Irán directamente al rincón top-secret del corazón,
donde no hay llaves, ni candados.
Nada por lo que preocuparnos,
apunta la combinación: t-e-r-n-u-r-a.

Este poema participa en el III Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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