LA NIÑA DE REUS
Asistió espantada a la tormenta
de golpes desatados y cuchillos,
de garras feroces y colmillos
de fiera que acorrala y que violenta.
Ahora estaba en la cocina yerta:
pasaba lenta del calor al frio.
Lágrimas que brotan. Van al río
de sangre roja de la madre muerta.
Abrazó aquel cuerpo, su morada
nueve meses. Ahora después
de cinco años, ya no hace nada,
ni mirar pude, ni responder...
En la rutina probó consuelo a su locura
vistiose sola, colgó mochila,
llegó al colegio, espero en la fila.
Su maestra la vio y con ternura
preguntó: ¿qué te ha pasado?
El llanto se desata y al final
contestó con el gesto atormentado:
mi padrastro ha matado a mi mamá.
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