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Muéstrame una rendija
de tu jardín cerrado,
luz a través de mi llanto…
sonrisas que anuncian verano.
Déjame ver las espigas
de ese jardín dorado,
amable brisa sofoca
un grito desgarrado.
Comparte mi oscuridad
con tu pensar nacarado
despliega un hilo de tu luz
sobre tapiz de sueños amados.
Ábreme sólo una puerta
de ese jardín vedado…
llegó la hora de cosechar
mi corazón plantado.
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Este poema participa en el
I Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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