AL OTRO LADO
Cómo debe la luz sentir envidia
cuando miro el verde de tus ojos.
Cómo debe sufrir la tarde silenciosa
cuando lanzan tus labios un suspiros.
Déjame ser la brisa que miras,
la suave lámpara de tus pupilas.
Tuvo celos el aire de tu pelo
y la flor blanca de tu cuello.
Jubiloso te habría besado allí,
si no fuera por estas duras vitrinas
que limita mi alma de maniquí.
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Este poema participa en el
I Concurso de Poesía "Corazones Lateversos"
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